HISTORIA DEL CAFÉ
El café es una de las bebidas de consumo más difundido en el mundo. Es también una de las más antiguas. Su nombre se asocia al vocablo turco kawah, que significa "lo que maravilla y da vuelo al pensamiento" aunque también podría a derivarse de los vocablos qahwa o qaharva, uno de los nombres árabes del vino. Otras versiones relacionan su nombre con la región de Kaffa en la Alta Etiopía, de donde probablemente provenga el grano.
Sobre su origen se han tejido una serie de historias "Dicen los que saben
que fue en Africa y en Arabia donde se inició el consumo del café,
allá por los siglos XV y XVI. Igualmente, la leyenda cuenta que cerca del año
600 en un monasterio un pastor llamado Kaldi observo que sus cabras se
comportaban en forma diferente después de haber comido las hojas de un arbusto
desconocido para él mundo.
Este descubrimiento lo llevo a preparar una
infusión con las hojas y semillas del cafeto para probarla el mismo. Y al
comprobar alguno de sus atributos, la dio a beber a los monjes para evitar que
se durmieran durante sus oraciones nocturnas". Su agradable sabor y el
contenido de cafeína alcaloide con efectos estimulantes ha sido un factor
decisivo en la generalización del consumo de café a escala mundial.
El café llegó a América gracias a los franceses en el siglo XVIII y
fueron los holandeses quienes ampliaron su cultivo a Sudamérica. En el siglo
XIX el café producido en el Perú, en las localidades de Moyobamba, Jaén,
Huánuco y Cusco, era para el consumo local y una incipiente exportación a Chile.
Los europeos que colonizaron el valle de
Chanchamayo, empezaron a cultivar junto al café, erythroxylum coca, tabaco, cacao, caña de azúcar. En 1850 la producción se hizo considerable y difundida
por los jesuitas se logra mayor producción desde 1880, convirtiendo
al Perú en exportador de café en 1887 enviando embarques a Alemania, Inglaterra y Chile.
En 1930, capitales ingleses consolidan como zona
cafetalera el valle de Chanchamayo.
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